Hacer un trío con dos mujeres es la eterna fantasía sexual masculina y son muchos los que idealizan las relaciones sexuales y tocamientos lascivos entre dos féminas. Claro, que toda esta visión la hacen desde la idea de que después aparecen ellos en escena y en base a lo que han visto en el porno. Ya. El hecho es que son pocos los heterosexuales –incluidas las mujeres– que se han parado a pensar cómo es el sexo lésbico en la vida real.
Aunque los tópicos como que todas llevan camisas de cuadros, cortes de pelo borrokas y, en general, suelen ser mujeres bastante masculinas parecen estar por fin acabándose, todavía hay muchas personas que imaginan las relaciones sexuales entre dos féminas como básicas y algo reprimidas –restringidas a la denominada tijera o al sexo oral– o tal y como se muestran en las películas pornográficas. Pero ni sólo se dedican a abrazarse y escuchar canciones de Sinéad O'Connor o KD Lang ni van encueradas y entaconadas para darle duro a su compañera de cama. Como en todo, para gustos, colores, y a cada lesbiana le gustará una cosa u otra.
Sí, necesitan usar condón
No, no se va a quedar embarazada porque su boca entre en contacto con la vagina de otra mujer, pero esto no significa que no puedan contagiarse de enfermedades de transmisión sexual. Aunque el riesgo de infección de VIH y otras ETS como la vaginitis bacterial (conocida como la fiebre de heno, que es la más común entre lesbianas) es menor, dando y recibiendo sexo oral pueden contraerlas y necesitan protegerse con preservativos o con protectores dentales.
No, no sólo se trata de sexo oral y frotamientos
“La idea de que todas las lesbianas se dedican a acariciarse entre ellas con ternura mientras escuchan a Sarah McLachlan y hacen descansos para leer poemas de Adrienne Rich es una auténtica estupidez”, opina Moore. No, las lesbianas no sólo practican sexo vainilla. Más allá del cunnilingus y de la postura de la tijera, está claro que también disfrutan de la penetración y, como mujeres que son, pueden alcanzar todo tipo de orgasmos. Según el DRAE, la penetración es la acción y efecto de penetrar. Exacto, puede hacerse sin necesidad de un pene masculino.
No, no eres heterosexual porque desees utilizar un consolador
Muchas personas piensan que como los consoladores se asemejan e imitan la forma y tamaño de un pene “esto significa que secretamente les gustaría que su juguete fuese realmente un pene”, comenta la autora. Que los fabriquen así no tiene nada que ver con que las mujeres lesbianas se exciten pensando que están disfrutando con un pene. Es más, probablemente no exista ningún falo real masculino con la misma textura ni capaz de realizar los increíbles movimientos que hacen estos penes falsos.
No, una no es “el hombre” y otra “la mujer”
“Igual que entre los heterosexuales no siempre una de las partes se pone encima y la otra debajo, ni las mujeres llevan un delantal y hacen magdalenas de albaricoque para alimentar a sus hombres después del sexo”, satiriza Moore, “tampoco lo hacen las lesbianas”. Elimina la absurda pregunta de “cuál de las dos es el chico de la relación” de tu vocabulario.
No, no a todas y cada una de las lesbianas les encanta el sexo oral
“No voy a mentir, nunca he conocido a ninguna que me dijese ‘¿estás bromeando? Aleja tu vagina de mi boca’”, comenta sinceramente Moore, “pero no he conocido a todas y cada una de las lesbianas del planeta”. Como en todas las tendencias sexuales, a cada persona le gusta el sexo de una u otra manera y no a todas las homosexuales les tiene por qué excitar el sexo oral. “No importa, ¡hay muchas otras posturas y juegos sexuales que se pueden hacer!”, añade la autora.
Aunque también sean mujeres no siempre aciertan dónde o cómo tocar
La creencia de que las lesbianas siempre saben exactamente qué hacer en la cama es un error. “Podemos estar tan confundidas como los chicos cuando bajan ‘al pilón’ por primera vez si practicamos sexo con alguien nuevo. Lo mismo ocurre con casi todos los actos sexuales porque cada persona es diferente”, comenta Moore quien bromea con la idea de que, en ocasiones, a todos nos ha ocurrido encontrarnos con alguien que nos hace alguna cosa que nos desagrada: “Obviamente en algún momento eso le gustó a otra persona, pero simplemente yo no soy igual”, resume.
No, el sexo lésbico no es igual que lo que se ve en el porno
Una enseñanza fundamental, pero para cualquier tipo de encuentro sexual que hallamos idealizado. En concreto, respecto a lo que se suele rodar sobre sexo lésbico, Moore bromea sobre la idea de que si se metiese en la cama con una mujer con una manicura tan sumamente escandalosa como las que suelen protagonizar las escenas entre dos chicas, hay algo en concreto que no resulta nada excitante: “Escuchad directores de porno lésbico, nadie espera que todo sea tan real como la vida misma, pero por lo menos podrían recortarse las uñas. Cuando observo esas manos mi vagina se asusta”.
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